El móvil propio, mensajería instantánea, videojuegos y navegar más de tres horas al día, factores de riesgo del ciberbullying

Uso abusivo de nuevas tecnologías fomenta el ciberacoso

Entre el 2 y el 7% de los jóvenes sufre ciberbullying continuado y severo.

Cuantas más horas pasamos al día estudiando, más fácil nos resulta obtener el aprobado. Con el acoso en Internet ocurre lo mismo. Cuanto más tiempo dedicamos a navegar por la Red, tendremos mayor probabilidad de que nos molesten online. Se trata de una correlación que la lógica ya nos llevaba a deducir y que la Universidad de Oviedo ha corroborado de forma empírica.

Los investigadores de este proyecto han determinado que el ciberacoso se manifiesta más en usuarios que han sido previamente víctimas de acoso escolar. La conectividad de los dispositivos digitales han dispuesto una pasarela entre aula y hogar por la que el abuso campa a sus anchas cuando quiere. No es de extrañar, por tanto, que el ciberbullying persiga principalmente a las víctimas de acoso presencial.

Un estudio que corrobora la ley de probabilidad

Poseer un smartphone propio, el uso de aplicaciones de mensajería instantánea, los juegos online y el consumo de Internet por encima de las tres horas diarias aumentan también las posibilidades de sufrir ciberacoso en la etapa adolescente. Al peligro de padecer agresiones a través del medio electrónico debemos sumar el riesgo de que el adolescente desarrolle una adicción digital que potencie, precisamente, esa victimización.

Cuanto más tiempo destinan los jóvenes a Internet, más susceptibles se vuelven de compartir información personal en redes, juegos online o a través de chats como Whatsapp. Cada segundo que pasan asomados a esa ventana, crece la posibilidad de que alguien les vea. Y entre quienes les observan, siempre puede esconderse una persona que tienda a comportarse de manera poco agradable. Así, se crea una cadena que se retroalimenta y multiplica conforme avanza la sesión en línea.

Aunque, efectivamente, las leyes de probabilidad sustenten y doten de sentido a estos factores de riesgo, la investigación revela que la autoestima elevada puede actuar como un mecanismo protector frente al acoso en la Red.

Formación en colegios y control parental, poco efectivos

El rendimiento académico también influye a la hora de convertirse en víctima de bullying. Situaciones como suspender alguna asignatura o repetir curso pueden incrementar las probabilidades de sufrir una cibervictimización severa.

Además, el estudio desvela que tanto la formación como el apoyo del centro educativo no resultan efectivos en los casos de ciberacoso más graves. Como tampoco parecen funcionar en este sentido los mecanismos de control parental, ya que los investigadores no han sido capaces de encontrar una asociación estadísticamente significativa con el grado de cibervictimización.

A lo largo de los últimos años, varios estudios han concluido que entre el 20 y el 50% de los jóvenes ha sufrido algún tipo de agresión cibernética al menos una vez, mientras que del 2 al 7% sufre un ciberbullying continuado que puede degenerar a la larga en trastornos depresivos e incluso, en tendencias suicidas.

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